DIMENSION
ESPIRITUAL DE LA PASTORAL PENITENCIARIA EN AMBITOS DIOCESANOS
La pastoral penitenciaria es
"acción de la Iglesia" que tiene como meta hacer participes de la
salvación a las personas presas, posibilitando restaurarlos en Cristo en su
dimensión personal, espiritual y comunitaria.
La identidad eclesial de la
pastoral penitenciaria se realiza y actualiza en la misión, a través del triple
munus ecclesiae: anuncio de la Palabra, celebración de los
sacramentos y servicio a la dignificación, liberación y redención de las
personas encarceladas.
En la Iglesia Local, el
obispo "delega" esta función de animar y coordinar la acción de
capellanes y voluntarios y la de concienciar a parroquias, agentes pastorales, etc.,
sobre la vulnerabilidad de "los más pobres entre los pobres".
Recordemos lo que comenzó
diciéndonos el Señor:
"El
Espíritu del Señor está sobre mí, porque él me ha ungido. Me ha enviado a
evangelizar a los pobres, a proclamar a los cautivos la libertad, y a los
ciegos, la vista; a poner en libertad a los oprimidos; a proclamar el año de
gracia del Señor". (Lc 4,18-19)
Y terminó diciéndonos el Señor:
"Venid
vosotros, benditos de mi Padre: heredad el reino preparado para vosotros desde
la creación del mundo. Porque tuve hambre y me disteis de comer, tuve sed me disteis de beber, fui forastero y me
hospedasteis, estuve desnudo y me vestisteis, enfermo y me visitasteis, en la cárcel
y vinisteis a verme". (Mt 25,34-36)
La pastoral penitenciaria es
un organismo diocesano, no jurídico sino funcional, que colabora con el obispo
en la dirección, promoción y coordinación de la actividad pastoral en todas las
dimensiones del mundo penitenciario.
Da a conocer en la Diócesis
el Proyecto Diocesano de Pastoral Penitenciaria, promueve recursos personales y
materiales para desarrollarlo, colabora con otras instituciones (eclesiales y
no eclesiales), procura la formación específica de los agentes de esta
pastoral, sirve de puente entre la cárcel y la sociedad, coordina los recursos,
actividades y servicios de las instituciones y personas que desempeñan misión
pastoral penitenciaria en el ámbito de la prevención, en el de la detención,
internamiento, prisión o en el de la reinserción, atiende a las familias de
personas privadas de libertad que solicitan ayuda y acoge a las víctimas de los
delitos a través de servicios de mediación, reparación y reconciliación.
Todos sabemos que la acción
redentora y liberadora de Dios se consuma en Cristo; por eso, la acción de la
Iglesia con las personas encarceladas es continuadora de las palabras y gestos
de Cristo.
En la Iglesia participamos
de la fuerza del Espíritu Santo; la pastoral penitenciaria lleva el Espíritu de
Libertad, a todos aquellos que carecen de Él.
El Espíritu de Libertad
supone una labor Integral dirigida a la persona en sus necesidades religiosas,
espirituales, sociales, jurídicas, etc.; durante el tiempo de privación de
libertad, porque también es tiempo de Dios.
A su vez, es una pastoral
integrada en el conjunto de la pastoral diocesana, y continuadora, pues la prisión es algo
provisional, y que no ha de impedir el encuentro con la persona, el buscar su
integración y comunión, animando y promocionado el perdón que nos lleve hacia
una justicia restauradora.
Manuel García Souto
Capellán C.P. de
Teixeiro
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