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martes, 5 de abril de 2016

La vida en una estantería

Era una tarde del verano del año pasado, cuando se me presenta en casa una señora vestida impecable de traje negro;  de un talante decidido  y como  acostumbrada a mandar. Venía un poco nerviosa y agobiada, me coloca encima de la mesa del despacho una urna de cenizas. Yo había seguido el caso, y sabia de quien se trataba, era  un interno del centro penitenciario de Teixeiro. Se había puesto enfermo, estando en prisión, se le había traslado al hospital de A Coruña y falleció al poco tiempo. Edad 51 años, con un pasado violento y de pocos amigos.
Su muerte puso en funcionamiento el "negocio funerario", y se enfrentan dos empresas por quien se lleva el difunto, paga la cárcel, la chica de negro había conseguido el muerto; se veló en un tanatorio de A Coruña; familia presente ninguna, y no porque no la tuviera; una interna de la prisión veló el cadáver durante toda una tarde en calidad de ser su novia; también me consta que algún funcionario del centro, pasó por el tanatorio, lo que demuestra el buen hacer y la calidad humana de los funcionarios de prisiones, y yo apliqué una misa por su alma en la parroquia, -la gente se miraba la una a la otra cuando pronuncié su nombre, y diciéndose, ¿Quién sería ese?.
Como no había quien recogiera las cenizas, me ofrecí a darles sepultura, aún que no inmediatamente; coloqué las cenizas en la estantería de mi despacho.  Durante todo un año, cuando se me presentaba la ocasión,¡ y se me presentó varias veces!, señalaba con el dedo la urna,  le decía al que tenía enfrente: "haz lo que quieras, pero mira..., ese acabó ahí", algunos se me levantaron de la silla, ruborizados..., se callaban un momento y luego asentían con la cabeza.

Mi amigo "el de la urna" después de su muerte fue capaz de ayudar a varios de sus colegas en libertad condicional, como diciéndoles: "aprovechad la vida que Dios os ha dado, respectad la libertad de la sociedad".  Ahora toca darle cristiana sepultura. No conozco su religión, pero tampoco me importa; ¡ a lo mejor incluso se bautizó en alguna de nuestras parroquias, o incluso pudo haber hecho la primera comunión..... ¡No lo se!



Manuel Garcia Souto
Responsable del Secretariado de Pastoral Penitenciaria

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